30 abril 2006

To ciegos

Anoche realizamos una incursión en Totana. Parecía una noche tranquila, curro y luego de vuelta a casa. Pero no... así que este es el relato de como ir a currar, no hacerlo, irte de fiesta con los dueños del bar, acabar cobrando porque la culpa de que se anulara la fiesta es de mi jefe, y acabar más ciega...... y lo que tiene más mérito: sin pagar un duro.

Información: el curro consta de una promoción de un ron, para el cual vamos una amiga y yo vestidas de piratas. Además nos acompaó Breadbimbo como chico-pirata, pero el sólo lleva una camiseta. Total, que como se canceló la fiesta, pudimos volver a vestirnos de personas. ^^.

La incursión a Totana es una historia meritoria de ser contada. Lo primero a tener en cuenta es que jamás hay que fiarse de la primera persona a la que se le pregunta la dirección del local. Siempre la dan errónea. Si está hacia el este te mandará al oeste y viceversa. Así que tras un segundo intento llegamos al bar llamado Rambla, en el cual sólo habían niños de 13, 14, 15 años... dioz, gracias, no era ahí... es que hay dos bares llamados igual... ufff, podrían avisar, que casi nos da un paro cardiaco. Así que un par de indicaciones más, y encontrar a un oriundo, de la época moderna, pero se notaba su procedencia genética totanera. La cuestión es que por fín llegamos al Pub Rambla. Si... ya estamos allí, tras más de una hora de búsqueda y captura de los regalos de la fiesta, descubrir que no están allí, que nuestro jefe la pifió, se decide no currar alegando que los del bar están picados, de manera que nosotros si cobramos la noche. Juas, que listos que somos!!! Estamos de un avispado últimamente!!

El Pub en cuestión está super bien, música rock española, buen ambiente, local amplio, buena iluminación, camareros eficientes y muy simpáticos. Así que si vaís por allí no dudeís en entrar. Pero ante todo no olvideís de no fiaros de la primera indicación que os den. jejej.

Bueno, pues ¿¿para qué nos íbamos a volver a Murcia?? Ya que estabamos allí de fiesta.... Uno de los jefes, muy majo él, ejerció de anfitrión. Hay que definir ante todo a esta rara avis, salida de su sueño a las 12 de la noche, llegada al bar con cara de sueño... pero sobretodo majo. Es una especie de mezcla entre popero o popi con algo geek debido a sus gafas. Como bien ha dicho Breadbimbo, era como estar inmerso en una película de los 70 americana, o residir allí y verlo como el típico empollón matemático con el que se mete todo el mundo. Así que de ahora en adelante va a ser llamado el Geepop. Aquí acuñando nuevas palabras.Diremos también para que quede completa su definición que se trata de un hombre de costumbres relajadas, sin vergüenza alguna.

Bueno pues nuestro Geepop nos llevó a visitar La Casica, un bar que en su página web parece algo mucho más normal y menos lúgubre de lo que la realidad presenta a la 1 de la madrugada... En fin, allí descubrimos que la locura de nuestro Geepop y del resto de camareros no tiene nombre. Ante unas cervezas y nuestra impasible mirada, fuimos testigos de que el dinero arde. Si, el dinero arde pero no a cualquier precio. Hay que decir que una de las características de los oriundos de la zona es "ser-más-chulos-que-nadie", lo cual quedó demostrado junto a un alto grado de gilipollez nivel intelectual. Así que en su momento de locura lucidez total, empezaron por quemar las puntas de un billete de 5 €, aquello no ardía, así que fue ayudado con ginebra. Sí, ante la mirada de Ángela que decía que esos billetes no se quemaban, aquel pobre papel empezó a retorcerse por las llamas.... Pero cuidado, que el fuego se paró con la barra esa que lo cruza de arriba a abajo quedando sólamente el trozo blanco con un 5... (¡¡qué mala rima!!) Ante nuestras atónitas miradas el billete desapareció. Sí, increible lo que el abuso la ingesta de determinadas sustancias provoca en la gente.

El resto de la noche transcurrió de nuevo en el Pub, y posteriormente nos trasladamos a Alhama, al pub Zeppeling, donde si curré otro fin de semana, y que estuvo genial, la gente encantadora me recibió con los brazos abiertos. Un bar memorable, la próxima vez más.

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